Hace escasamente un año, viví una experiencia que reafirmó mi creencia en la existencia de las conexiones especiales entre las personas, esas que trascienden el mundo tangible, que parecen predestinadas y que nos hacen sentir como si estuviéramos conectados a un nivel más profundo con otra alma.
Asistí emocionada a la presentación del último libro de uno de mis autores favoritos.
Desde hace años, disfruto de sus obras, y de su cautivadora narrativa, y por primera vez tenía la oportunidad de conocerlo en persona, y que me firmara el ejemplar recién adquirido, ya que decidí asistir a su presentación a pesar de estar hasta arriba de trabajo.
Había algo que me decía que debía ir.
Después de la presentación del libro y mientras esperaba mi turno en la cola para conocer al autor, la emoción comenzó a transformarse en nerviosismo. Mis manos sudorosas temblaban ligeramente y mi corazón latía con fuerza en mi pecho hasta tal punto que creo que pudieron escucharlo las personas que tenía a mi alrededor.
Estaba tan emocionada por la oportunidad de conocer a alguien que admiro mucho, después de tanto tiempo, que los nervios parecían apoderarse de la situación a pasos agigantados.
Cuando finalmente estuve frente a él, la sensación de familiaridad instantánea y la profunda resonancia emocional que experimenté me hizo sentir como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo y de repente escuché a mi propia voz hablar, pero las palabras que salían de mi boca no parecían estar procesadas por mi mente consciente.
Me escuché a mí misma hablando muy alegremente sobre conexiones cósmicas con alguien que acababa de conocer.
Me sentí ridícula mientras me escuchaba a mí misma.
Esperé a que escribiera la dedicatoria, avergonzada, deseando desaparecer.
A pesar de mi nerviosismo conseguí leerla en diagonal.
Y al instante me sentí tranquila y agradecida.
¿Qué son exactamente las conexiones cósmicas?
Dicen que son aquellas conexiones que conectan a las personas en un nivel más profundo que el mero encuentro casual y trascienden las limitaciones del tiempo y el espacio.
Son como hilos invisibles que nos unen a otros seres humanos en un espacio interconectado de energía y consciencia. Es una conexión que nos recuerda que, en el fondo, todos estamos conectados de manera profunda e intuitiva unos con otros.
Al igual que un fotógrafo que busca capturar la esencia de un momento único en el tiempo, las conexiones cósmicas nos permiten ver más allá de lo visible y experimentar la belleza y la magia del universo en toda su plenitud. Son como destellos de luz que nos recuerdan que estamos conectados a algo más grande que nosotros mismos, y que cada encuentro especial, cada experiencia, tiene un propósito y un significado más profundo de lo que podemos imaginar.
A lo largo de mi vida, he tenido la suerte de experimentar varias veces este tipo de conexiones, y cada vez que ocurre, me maravillo ante el poder mágico que tienen. Es como si el universo conspirara para unir nuestros caminos en el momento adecuado, como si nuestras almas estuvieran destinadas a encontrarse y compartir, aunque sea, un breve pero significativo, momento en el tiempo.
He aprendido a valorar esas conexiones cuando aparecen en mi vida como regalos únicos que el universo me brinda. Algunas son relaciones que perduran hasta el día de hoy, otras han sido el bonito acompañamiento durante un período de tiempo, pero en ambos casos son un regalo otorgado, una experiencia que parece seguir un plan divino, porque en un mundo tan complejo como el que vivimos, encontrar a alguien con quien compartir una conexión verdadera es un tesoro que merece ser apreciado y celebrado.
Una conexión cósmica con otra persona es una de las experiencias más maravillosas y misteriosas que podemos tener en la vida.
Es como una danza de dos almas que se reencuentran.
Así que de vez en cuando, abro el libro para leer la dedicatoria del autor, y recordarme a mi misma de lo afortunada que soy por haber tenido la oportunidad de experimentar una conexión cósmica con alguien tan especial.
Con mucha magia en la mirada.
Fiona