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La magia del amor propio

 

Se habla mucho de la importancia del amor propio.
Nos han dicho que es la clave para una vida plena y feliz, que debemos ponernos a nosotros mismos en primer lugar.

 

Hoy, desde mi mirada como fotógrafa, quiero reflexionar sobre que es realmente el amor propio y compartir una verdad que a menudo olvidamos: cultivarlo no es tan fácil como pintan.

 

 

El amor propio es como un retrato en blanco y negro que necesita ser revelado en color con cuidado y paciencia

 

 

Es una imagen que refleja nuestra propia valoración y aceptación. Cada instante de cultivar el amor propio es cómo capturar la luz y las sombras de nuestro ser.

 

La magia del amor propio se manifiesta cuando nos miramos en el espejo y nos vemos con ojos compasivos y tiernos. Es cuando reconocemos nuestras virtudes y aceptamos nuestras imperfecciones.

 

Es capturar una imagen única
en la que nos atrevemos a reflejar nuestro SER desde nuestra autenticidad.

 

Cuando cuidamos de nosotros mismos, no sólo nos damos el regalo del amor y la paz interior, sino que también nos preparamos para ser mejores para los demás.

 

Si no nos cuidamos, si no nos amamos, también estamos limitando todo lo que podemos ofrecer a los demás.

 

Pero el camino del propio amor no es un paseo por el parque.

 

Es un viaje interno complejo y a menudo desafiante. Nos han dicho que simplemente debemos «amarnos a nosotros mismos», pero lo cierto es que requiere trabajo constante y autorreflexión.

 

A menudo nos encontramos con autocríticas internas, cuyas voces nos van recordando nuestros errores y debilidades. A través de mi propia experiencia he aprendido que el primer paso para cultivar el propio amor es escuchar las voces internas cambiando el diálogo interno con nosotros mismos. Transformar los pensamientos negativos en afirmaciones positivas que nos permitan abrazarnos con aceptación y compasión.

 

Como una fotografía que se revela con delicadeza, debemos revelar nuestra propia autoestima con cada pensamiento amoroso y cada acción de cuidado personal.  El amor propio no es egoísmo, es una actitud de respeto y aprecio hacia nosotros mismos, que nos permite establecer límites sanos y tomar decisiones que nos beneficien sin herir a los demás.

 

Es cómo ajustar el enfoque de la cámara
para capturar los detalles más preciosos de nuestra vida. 

 

Pero en medio de nuestra vida cotidiana agitada, es fácil olvidarnos de nosotros mismos. Nos preocupamos más por complacer a los demás y nos llenamos de responsabilidades que a veces no nos corresponden. Nos dejamos de lado. Lo cierto es que el cultivo del amor propio requiere valentía, dedicación y prioridad. Como una fotografía que necesita ser enmarcada y expuesta, el amor propio requiere que nos prioricemos.

 

Así que, reflexionando en cómo trabajar nuestro amor propio
puede que no sea tan fácil como lo pintan.

 

 

Lo que sí es verdad, es que valdrá la pena cada paso que demos para tomar conciencia de la verdadera belleza y la fuerza que habitan en nuestro interior y del regalo tan maravilloso que es, darnos la libertad de SER nosotros mismos.

 

 

«La belleza empieza con la decisión de ser una misma» -Coco Chanel-

 

 

 

 

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