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Una nueva mirada a través de la fotografía

Ayer fue un día extraordinario, lleno de emociones y conexiones significativas.

 

Tuve el privilegio de ser parte de una charla sobre crecimiento personal, una experiencia basada en mi propia experiencia y el poder transformador de la fotografía en mi vida.  Fue mucho más que un simple evento; fue una oportunidad de abrir mi corazón y compartir las lecciones que la vida y la fotografía me han enseñado.

 

 

Este viaje personal ha sido mi mayor maestro, y hablar de él frente a un público receptivo fue como mostrar las páginas de mi diario para conectar con los demás y compartir el viaje que realice en un momento de mi vida desde la oscuridad hacia una vida más plena.

 

 

La fotografía ha sido la protagonista y mi fiel compañera en este viaje de una transformación que nunca imaginé posible.

 

 

No siempre estuve en el lugar en el que estoy hoy.

Hubo un tiempo en el que me encontraba en una situación difícil, buscando respuestas y una salida. Fue entonces cuando descubrí la fotografía, no solo como una salida profesional o una expresión artística, sino como una herramienta para transformar mi perspectiva de la vida.

 

 

La fotografía me enseñó a ver el mundo de manera diferente.

 

Aprendí a apreciar los detalles, a encontrar la belleza en lo cotidiano. Esta nueva forma de mirar no solo se reflejó en mis fotos, sino que transformó mi vida. A medida que me sumergía en el arte de la fotografía, descubrí que también estaba explorando mi propio ser. Cada imagen capturada era un reflejo de mi perspectiva interna. El proceso creativo me permitió reconectar conmigo misma y abrazar mi autenticidad.

 

 

La fotografía ha sido mi maestra más valiosa, guiándome por un viaje de autodescubrimiento y transformación que me ha ayudado a ver el mundo de manera diferente a través de la búsqueda constante de la belleza en lo cotidiano. No se trata de una cuestión técnica o artística; la fotografía se ha convertido en la llave que me abre una nueva perspectiva de la vida.

 

Mis fotos dejaron de ser simples instantáneas para convertirse en fragmentos de pequeñas historias llenas de emoción y significado. Cada clic se volvió una oportunidad para explorar, descubrir y expresar mi visión única. A medida que pulía mi habilidad para componer imágenes, también cultivaba una nueva forma de mirar la vida. 

 

Ya no veía solo objetos, espacios o personas, veía historias esperando ser contadas, emociones que querían ser capturadas y momentos fugaces que merecían ser inmortalizados.

 

 

Esta evolución en mi mirada además de enriquecer mis habilidades fotográficas, también transformó mi enfoque hacia todo lo que me ocurría. Aprendí a encontrar la belleza en lo simple, a celebrar lo efímero y a valorar cada experiencia como una instantánea única en el álbum de mi existencia.

 

La fotografía se convirtió en un reflejo de mi proceso de crecimiento personal.

 

Así, a través del objetivo de mi cámara, descubrí que la verdadera magia no reside solo en lo que se ve, sino en la capacidad de ver lo ordinario de manera extraordinaria. Esta lección no solo se quedó en mis fotos, sino que también empezó a formar parte de mi forma de vivir.

 

 

La charla de ayer fue más que compartir conocimientos; fue abrir mi corazón y contar mi historia y el feedback que recibí me emocionó al escuchar cómo mi experiencia resonó en otros.

 

 

Este post no es solo un relato de mi charla; deseo que sea un recordatorio de la importancia de compartir nuestras experiencias desde la autenticidad porque, aunque en realidad todos compartimos vivencias universales, como el amor, la pérdida, la alegría y el dolor, lo que realmente distingue nuestras experiencias es la forma en que las enfrentamos cada uno de nosotros. Cada decisión que tomamos, cada desafío que superamos y cada alegría que abrazamos contribuye a la riqueza única de nuestra propia historia.  Compartirla puede ser inspirador y transformador para los demás.

 

Quiero expresar mi profundo agradecimiento a quienes hicieron posible este evento: a Pere Queraltó, por darme la oportunidad; a la Asociació Elna y l’Ajuntmament del Pla del Penedès por invitarme y confiar en mí para compartir mi historia. También a todos los asistentes que se tomaron el tiempo para acompañarme. Sus palabras y apoyo resuenan en mi alma y refuerzan mi compromiso de seguir compartiendo experiencias.

 

Fotográficamente y literariamente vuestra,

La fotógrafa sensible

 

 


Es la singularidad de nuestras respuestas y elecciones

la que nos hace ser protagonistas únicos de nuestra propia historia.

Fiona Dorado

ES